donde el hombre baja sus brazos...
Luis Alberto Spinetta
En
este mismo mes de septiembre pero de 1961 Jean-Paul Sartre, en su prólogo al
libro Los Condenados de la Tierra de
Frantz Fanon, les pedía a los europeos que “Tengan el valor de leerlo: porque
les hará avergonzarse”. Cincuenta y cuatro años después, quizá les hubiera
pedido lo mismo al ver la foto de Aylan Kurdu, el niño sirio que apareció
muerto en una playa de Turquía y que, junto a sus padres, pretendían llegar a
Grecia para escapar del horror de la miseria y la guerra.
Y
les pediría lo mismo para que sepan que Fanon ya había dicho que “Europa se
precipita a la perdición”, y que él mismo ya les había recomendado que era útil
para su lectura porque “Nuestras víctimas nos conocen por sus heridas y por sus
cadenas”, y porque “basta que nos muestren lo que hemos hecho de ellas para que
conozcamos lo que hemos hecho de nosotros mismos”, pide Sartre que lean a Fanon y resalta “Sí, porque
Europa está en gran peligro de muerte”.
Porque
Fanon dice cosas como estas: “En esas regiones […] las masas luchan contra las
mismas miseria, se debaten con los mismos gestos y dibujan con sus estómagos
reducidos lo que ha podido llamarse la geografía del hambre. Mundo
subdesarrollado, mundo de miseria e inhumano. Pero también mundo sin médicos,
sin ingenieros, sin funcionarios. Frente a ese mundo, las naciones europeas se
regodean en la opulencia más ostentosa. Esta opulencia europea es literalmente
escandalosa porque ha sido construida con las espaldas de los esclavos, se ha
alimentado de la sangre de los esclavos, viene directamente del suelo y del
subsuelo de este mundo subdesarrollado. El bienestar y el progreso de Europa
han sido construidos con el sudor y los cadáveres de los negros, de los árabes,
los indios y los amarillos”.
Frantz Fanon (1925-1961) |
Porque
Fanon les dice a sus pares que viven en sus países colonizados, invadidos,
subdesarrollados, que Europa “se ha comportado en el mundo subdesarrollado como
verdaderos criminales de guerra. Las deportaciones, las matanzas, el trabajo
forzado, la esclavitud han sido los principales medios utilizados para aumentar
sus reservas en oro y en diamantes, sus riquezas y para establecer su poder.
[…] Europa se ha inflado de manera desmesurada con el oro y las materias primas
de los países coloniales […] Europa es, literalmente, la creación del Tercer
Mundo. Las riquezas que la ahogan son las que han sido robadas a los pueblos
subdesarrollados”.
Más
que a leer el libro, Sartre invitaba a los europeos a que sepan que los
colonizados, que Fanon, ya no escribía para ellos, escribía para los suyos. Que
las conciencias colonizadas ahora eran el nuevo sujeto de la historia y que los
europeos habían devenido en objetos. En objetos de otras pasiones que tenían
que ver con la dignidad del hombre y no con la explotación y desprecio del
hombre en tanto otro que hay que someter para enriquecerse y para luego
eliminar. Sartre les decía a los europeos: ojo que “el terror ha salido de
África para instalarse en Europa”. Y Fanon escribía, afirmaba, para y con sus compañeros que al saqueo europeo “hemos
decidido no olvidarlo”, que “la riqueza de los países imperialistas es también
nuestra riqueza” y que “no aceptaremos que la ayuda a los países
subdesarrollados sea un programa de `Hermanas de Caridad`. Esa ayuda debe ser
la consagración de una doble toma de conciencia, toma de conciencia para los
colonizados de que las potencias capitalistas se la deben y, para éstas, de que efectivamente tienen que pagar”.
La
lectura de Los Condenandos de la Tierra
en el Tercer Mundo creó, motivó y lanzó en esos años muchos movimientos de
liberación nacional, que transformaron definitivamente la conciencia nacional
de los hombres y mujeres de los países subdesarrollados, y también generó el
caldo de cultivo de los movimientos nacionales, populares y democráticos que en
estos años florecieron, como en toda América Latina. Pero la no lectura de
Fanon en Europa, en los países imperialistas, no soportó ni quiso admitir
semejante insolencia. Decidió no ver y continuar ciegamente con sus saqueos e
invasiones. En América Latina lanzaron al saqueo financiero con sus legiones de
fondos buitres. En África y Medio Oriente son hoy el teatro de operaciones
militares. Allí se bombardeó y asesino a miles, tal vez sean ya millones, de
niños, jóvenes y ancianos en Irak, Libia y Afganistán. Y ocuparon sus
territorios. Y desde allí formaron, adiestraron y financiaron el nuevo
terrorismo que ayuda a dividir para volver a someter y expoliar las riquezas de
esos suelos.
Kinan Masalemehi, 13 años. |
Kinan
Masalemehi, otro niño sirio refugiado de 13 años que pretendía también escapar
del horror creado en su país, fue interceptado por las fuerzas europeas para
devolverlo a su lugar de origen, para no dejarlo entrar. Un periodista le puso
un micrófono y le preguntó: “cuál es tu mensaje”. Él respondió en perfecto
inglés: “Por favor, ayuden a los sirios. Los sirios necesitan ayuda ahora.
Simplemente paren la guerra y no querremos ir a Europa. Paren la guerra en
Siria". Kinan sabe que la guerra fue creada por los europeos y sus
potencias aliadas, saben que tienen el poder de parar la guerra. También sabe
que esa guerra busca colonizar y saquear su país, por eso aclara y pide (en el
idioma del opresor para que quede más claro) que si paran la guerra y paran el
saqueo él no querrá ir a Europa. Pero ahora necesita irse, mientras la guerra
creada siga Kinan necesita irse a Europa, a refugiarse al lugar donde están
sus cosas robadas, al lugar donde sabe que le deben pagar los daños ocasionados
a él, a su familia, a su pueblo, a su país. Kinan lo sabe y no necesita leer a
Fanon porque es sujeto de su propia historia. Tampoco necesita ver la foto de
Aylan para entender, porque sabe qué pasa y lo que le corresponde. En eso Kinan es superior a sus deudores. Y sus deudores, los europeos, en su ciego desprecio
y egoísmo siguen sin mirar porque, como ya les dijo Sartre en la cara: siguen
encadenados, humillados y enfermos de miedo.
Europeos:
si no leyeron el libro de Fanon, vean ahora la foto Aylan y oigan el mensaje de Kinan.
Tal vez comprendan, como esperaba Sartre, que ya es momento de unirse a los que estamos
haciendo la historia del hombre.
Nelson
Pascutto
Septiembre de 2015.
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