En
exclusiva para ¿alguien tiene algo que decir?,
Michael Meurer repasa la billonaria campaña
presidencial en Estados Unidos. Su puesta en escena “al mejor estilo de
Hollywood”, la trastienda del financiamiento y la pérdida de la calidad
democrática: “En la nueva economía financiada, la simple noción democrática de "una
persona, un voto", ha muerto”, dice. Sostiene
que el programa neoliberal de la clase financiera global, es el proyecto de
fondo. Finalmente,
propone salvar esa minúscula diferencia que separa a Obama y Romnney porque,
como dijo Lennon, es el espacio donde la mayoría de nosotros vivimos nuestras
vidas.
Michael
Meurer es
consultor político en California-Colorado. Trabajó como consejero del Partido
Demócrata de California y co-fundó la Campaña Coraje donde trabajó como Presidente
Adjunto.
Pasen y lean esta comprometida mirada crítica de la mayor economía y más taquillera democracia del mundo:
(Traducción: Carina Kosel)
La
campaña presidencial de EEUU llega a su fin el próximo 6 de noviembre. Y vale
la pena señalar, en medio del ruido de autopromoción y grandilocuencia de los
medios, que es
ésta la elección más cara y más extensa de la Tierra.
Más de u$s 6 mil millones serán gastados en la contienda entre Romney y Obama después de dos años de recaudar fondos y de dos años de una campaña negativa para la sociedad (1).
En Francia, por ejemplo, los estrictos límites legales a los gastos de campaña sumados a un calendario electoral bastante acelerado, aseguraron que su reciente elección presidencial, incluyendo la segunda vuelta en mayo de 2012, costaran menos de u$s 50 millones, con una duración de campaña de un mes. (2) Mitt Romney y Barack Obama gastan actualmente tanto dinero en anuncios de televisión por semana como el costo total de las elecciones nacionales francesas de 2012. (3)
Más de u$s 6 mil millones serán gastados en la contienda entre Romney y Obama después de dos años de recaudar fondos y de dos años de una campaña negativa para la sociedad (1).
En Francia, por ejemplo, los estrictos límites legales a los gastos de campaña sumados a un calendario electoral bastante acelerado, aseguraron que su reciente elección presidencial, incluyendo la segunda vuelta en mayo de 2012, costaran menos de u$s 50 millones, con una duración de campaña de un mes. (2) Mitt Romney y Barack Obama gastan actualmente tanto dinero en anuncios de televisión por semana como el costo total de las elecciones nacionales francesas de 2012. (3)
En
los 36 años transcurridos desde que Gerald Ford y Jimmy Carter se postularon
para la presidencia, el dinero gastado
en las campañas presidenciales de Estados Unidos ha aumentado 23 veces. (4)
Este escandaloso aumento
de los gastos de campaña no tiene casi nada que ver con un aumento de la calidad
democrática. Es más preciso verlo como un gran espectáculo publicitario de
ostentación nacional, por un lado. Y por otro lado, como una feroz guerra de licitaciones
entre los banqueros internacionales con base en los EEUU. El objetivo de los
banqueros es garantizar un resultado antidemocrático, que favorezca a sus
intereses. El espectáculo mediático de las elecciones se coloca en el centro de
la escena, para distraer la atención de la guerra de licitaciones
antidemocrática que tiene lugar detrás de escena.
El
espectáculo
El
espectáculo mediático de las elecciones estadounidenses, con sus dos años de
duración y sus u$s 6 billones de costo, es el mayor éxito de taquilla de
Hollywood. Este gran show está diseñado para ser una prueba contundente para el
mundo y para el electorado nacional, de que la democracia de los EEUU sigue
siendo el más importante y vital sistema político en el mundo. En una nación de
consumismo desenfrenado, es la forma más acabada y sobresaliente de consumismo.
Sin embargo, cuanto más fuerte y más ensordecedor y costoso se vuelve este
espectáculo electoral, más se desvía de sus raíces democráticas.
Al
mejor estilo de Hollywood, la duración, la ubicuidad y el costo de la elección
son diseñados para entretener y distraer, no para servir a la democracia. Este
espectáculo adormece al electorado nacional en la sumisión, para obtener su
consentimiento en la elección entre dos candidatos neoliberales que han sido
cuidadosamente examinados por los que están financiando el espectáculo de los
medios de comunicación −es decir, Wall Street y sus compinches especulativos en
los sectores inmobiliario, de defensa y de energía−. (5) A su vez, el show
intenta deslumbrar a la audiencia internacional con el tamaño y la duración de semejante
exhibición pirotécnica, ostensiblemente montada para servir a un vibrante
sistema democrático.
La
guerra de licitaciones
Detrás
de este espectáculo, una feroz guerra de licitaciones tiene lugar entre
intereses económicos en competencia, para dar forma a las políticas de la
próxima administración. La ferocidad de las campañas presidenciales de Estados
Unidos quiere ser vista como prueba de un enérgico debate democrático entre las
ideas y visiones que compiten. En realidad, se trata más bien de una prueba de
la competencia de intereses financieros, entre quienes contribuyen con dinero
para las candidaturas. Estos intereses financieros están luchando por su
influencia y participación en el mercado, no por los ideales democráticos. Su
multimillonaria inversión en la política electoral no es más que la
continuación de un antidemocrático ataque económico, destinado a consolidar la
presencia del sector financiero en la mayor economía del mundo.
No
es una mera coincidencia que la línea de tiempo de este incremento histórico en
los gastos de campaña se dé paralelamente a un aumento similar en la
financiación de la economía global. Las transacciones financieras en todo el
mundo aumentaron 15 veces el valor del PBI global en 1997 a 70 veces en la
actualidad. (6) Del mismo modo, los seis bancos más grandes de los EEUU ahora
controlan activos valuados en un 64% del PBI anual, frente al 17% en 1995. (7)
El
gasto político y la influencia de los especuladores financieros se ha
incrementado junto a su poder económico, en el marco del programa neoliberal en
curso, de la desregulación financiera comenzada en los 80 bajo los gobiernos de
Reagan y Thatcher.
En
consecuencia, el sector financiero es la mayor fuente de dinero para la campaña
electoral. En los últimos diez años, el sector financiero ha gastado $ 2,7 mil
millones haciendo lobbies y donó una
suma adicional de mil millones para los candidatos políticos,
entre
ellos Romney y Obama en 2012. (8) En efecto, los veinte contribuyentes top de
la campaña de Romney son todas compañías
financieras. (9) Tal vez esta tendencia aumente a causa de un reciente fallo de
la Corte Suprema de EEUU (Ciudadanos Unidos) (10) que levantó todas las
restricciones de gastos independientes de campaña. Sólo como un ejemplo, se
estima que los millonarios hermanos Koch, de Texas, gastarán mil millones de su
fortuna personal en apoyo de Mitt Romney en las elecciones 2012. (11)
En
la nueva economía financiada, la simple noción democrática de "una
persona, un voto", ha muerto.
Final
de juego
Desde
esta perspectiva, las elecciones de EEUU 2012 son como un juego de alta
tecnología. Mientras los votantes están distraídos por el espectáculo mediático
enormemente caro, la clase financiera global, encarnada en los EEUU por los
bancos y corredores de bolsa de Wall Street y sus compinches especuladores en
defensa, bienes raíces y energía, continúan su marcha hacia la privatización
del sector público en su totalidad. Con el presidente correcto, esta clase
especulativa global cree que finalmente podrán eliminar toda oposición a su
agenda de austeridad y privatizaciones. El modelo para su programa es Grecia.
¿Es
importante?
Dada
la financierización al por mayor de la política nacional de los EEUU, ¿hay
alguna diferencia si es elegido Obama o Romney? La respuesta es sí; la
diferencia es sumamente importante.
Se
dice que John Lennon dijo una vez que en Gran Bretaña, la diferencia entre laboristas
y conservadores era minúscula. Pero Lennon inmediatamente añadió que esta
diferencia muy, muy pequeña también era el espacio donde la mayoría de nosotros
vivimos nuestras vidas. Lo mismo puede decirse de los demócratas y los
republicanos en los EEUU. La diferencia nunca ha sido más minúscula.
Irónicamente, también es cierto que rara vez haya sido más importante.
Si
bien cualquiera de los dos candidatos se verá seriamente limitado por los
enormes desequilibrios
en
el poder político y económico que favorecen al sector financiero, el vencedor
es será nada más y nada menos que el Comandante en Jefe de los EEUU, con acceso
al mayor arsenal de destrucción masiva del mundo. Incluso una pequeña
diferencia en el temperamento de los candidatos se vuelve importante cuando se
trata de manejar una maquinaria militar de u$s 1 billón anual , una máquina que
cuesta el doble que el resto de todos los presupuestos militares del mundo
combinados. (12) (13)
La
elección también es importante en la medida en que el Sr. Obama puede servir
como un pequeño impedimento para la agenda de Wall Street y el Pentágono.
Romney es claramente 100% cautivo, tanto Wall Street y los mismos halcones
neoconservadores que guiaron la guerra preventiva de George W.
Bush. Obama está proponiendo pequeñas pero constantes reducciones en el
presupuesto del Pentágono, regulación de las organizaciones que manejan los
seguros de salud, aumentos moderados en los impuestos de los más ricos, y pone
el énfasis en aumentar las inversiones en el sector público en materia de
educación, sanidad, energías limpias e infraestructura.
La
agenda de Obama todavía está guiada por una ética imperialista, pero es una
versión mucho menos virulenta y propensa
a la guerra que la del
Sr. Romney. Otro período
presidencial del Sr. Obama ofrecerá, al menos, más tiempo para que los
movimientos democráticos opositores crezcan, se desarrollen y organicen desde
las bases, para que atraviesen las anticuadas líneas ideológicas y se
constituyan en un movimiento de oposición poderoso en el futuro.
Michael
Meurer
FUENTES:
1 comentario:
Está buenísimo el artículo. Y la traductora, ¡un lujo! Besos.
Claudia Oxman
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