Araceli Bellotta es historiadora. Entre sus libros publicados se encuentran los siguientes títulos: Las mujeres de Perón; Aurelia Vélez. La mujer que amó a Sarmiento; Los amores de Yrigoyen; y Eva y Cristina. La razón de sus vidas, de reciente aparición. Actualmente se desempeña como vicepresidenta a cargo de presidencia del Instituto Nacional
de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano “Manuel Dorrego”.
Gentilmente nos permitió difundir el interesante artículo publicado en su facebook, en ocasión en que se conmemora la Declaración de la Independencia de nuestra patria, el cual transcribimos a continuación:
José Gervasio Artigas |
En
pocos días, se conmemora el 197 aniversario de la Declaración de la Independencia,
el 9 de julio de 1816, por el Congreso de Tucumán. Sin embargo, un año antes,
en 1815, lo había hecho el Congreso de
los Pueblos Libres, convocado por José Gervasio de Artigas en Arroyo de la
China, hoy Concepción del Uruguay, con la participación de representantes de la
Banda Oriental, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Misiones y Corrientes,
provincias que no concurrieron a Tucumán. Resulta interesante preguntar por qué
el pronunciamiento de 1816 fue presentado por los manuales escolares como la única
y primera declaración de independencia en nuestra historia.
Para
comenzar a entender digamos que
para febrero de 1815, Montevideo había sido
recuperada por las fuerzas patriotas y era gobernada por Fernando Otorgués, que
respondía a Artigas, enfrentado con Buenos Aires por su política centralista.
El 24 de marzo, la provincia de Santa Fe se sumó a la postura del jefe oriental
que ya sumaba a todo el Litoral.
El
Director Supremo, Carlos María de Alvear, decidió enviar un ejército al mando
del general Ignacio Álvarez Thomas para intentar detener la revuelta, pero éste
último también desconoció a quien lo había enviado y se sumó a la postura de
Artigas. Alvear renunció y fue reemplazado por José Rondeau.
Artigas
entendió que su postura federal había triunfado. Por eso convocó a un Congreso
y lo comunicó al Cabildo de Buenos Aires: “Hoy mismo van a salir mis circulares
convocando a los Pueblos que se hallan bajo mi mando y protección para que por
medio de sus respectivos diputados entiendan en la ratificación espontánea de
la elección, que para ejercer la suprema magistratura recayó en la muy
benemérita persona del Brigadier D. José Rondeau, y en calidad de suplente, en
la del general del Ejército Auxiliar, don Ignacio Álvarez”.
Es
que a diferencia de la modalidad adoptada por la dirigencia de Buenos Aires que
consideraba válidos los nombramientos a partir de los acuerdos de quienes
integraban el gobierno, Artigas y los pueblos que lo seguían entendían que cualquier
funcionario debía ser designado por la voluntad popular, es decir, a través del
voto.
Tremenda
sorpresa recibió el Jefe oriental cuando Álvarez Thomas envió desde Buenos
Aires a Francisco Bruno e Rivarola y a
Blas Pico para que negociaran con él. A bordo de una goleta anclada en el río
Uruguay, frente a Paysandú, Artigas escuchó la propuesta porteña que ofreció la
independencia de la Banda Oriental, y que las provincias de Corrientes y Entre
Ríos eligieran con libertad ponerse bajo la protección de uno de estos dos
gobiernos.
Artigas
rechazó la posibilidad de secesión de la Banda Oriental del resto de las
Provincias Unidas y convocó a un Congreso en el Arroyo de la China, que se
reunió el 29 de junio de 1815, y que declaró “la independencia absoluta de
estas colonias” afirmando que “ellas están absueltas de toda obligación de
fidelidad a la corona de España y la familia de los Borbones y que toda
conexión política entre ellas y el estado de la España, es y debe ser totalmente
disuelto”.
La
otra decisión fue que “las provincias de la Liga y la Liga misma, formarían
parte del Estado denominado Provincias Unidas del Río de la Plata, en el pleno
goce de toda su libertad y derechos, pero sujetas desde ahora a la Constitución
que organice el Congreso General del Estado, legalmente reunido, teniendo por
base la libertad”.
Un
año después, cuando se produjo la declaración de la independencia en Tucumán,
Artigas le escribió al Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón: “Ha más de
un año que la Banda Oriental enarboló su estandarte tricolor y juró su
independencia absoluta y respectiva” y le pidió que lo informara al “Soberano
Congreso para su superior conocimiento”.
Buenos
Aires nunca reconoció este antecedente y cuando muchos años después Bartolomé
Mitre escribió su “Historia de Belgrano y la Independencia Argentina” omitió
este Congreso al que habían asistido 6 provincias que no se habían sumado en
Tucumán. Es que para entonces, el gobierno porteño había decidido que el
enemigo más importante no era España sino aquellos que en el propio territorio
se oponía a su política centralista.
Tres
años después, el 14 de marzo de 1819, el general José de San Martín le escribió
a Artigas: “Paisano mío, hagamos un esfuerzo, transemos todo y dediquémonos
únicamente a la destrucción de los enemigos que quieran atacar nuestra
libertad”.
Pero
no era Artigas quien debía hacer aquél esfuerzo, sino el gobierno de Buenos
Aires que ya había decidido sus objetivos. En vez de juntar fuerzas para
culminar la guerra contra los españoles, se propuso utilizar los ejércitos para
disciplinar las disidencias internas. Y
Artigas, jefe de los pueblos del Litoral, ocupó entonces el sitio del enemigo.
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