Libro: 700 palabras
Género: Novela
Autor: Diego Fernán
Editorial: Textos Intrusos
Año: 2014
¿Dónde conseguirla? En Carlos Casares: Regalería "Rosas silvestres", Arenales N° 375 y en Pinturería “Carlos Casares”. En Capital Federal contactar a Diego Fernán vía Facebook.
La primera novela de Diego Fernán
parte de la relación de dos adolescentes para dar origen a un relato brutal y
transparente sobre la transformación a partir de un encuentro, la complejidad
de las relaciones humanas y la deformación como posible resultado en la
búsqueda de uno mismo.
Escribir un
relato situado en la adolescencia pero desde la adultez es el gran riesgo que
asume Diego Fernán en su novela titulada“700 palabras” y el primer mérito que se
le puede atribuir es no caer en la emboscada de la “novela de” o “para
adolescentes”. Por el contrario, ese periodo que atraviesa todo ser humano -marcado
por el conflicto, la búsqueda y la pérdida- le sirve al autor para desbordarse
hacia otros temas creando un relato mordaz sobre el dolor y la soledad que
signa toda transformación personal.
La línea
argumental de “700 palabras” se inicia con el
encuentro casual de dos adolescentes. Francisco es netamente atractivo y esa belleza le representa un peso agobiante, está extenuado por la vida de la ciudad, padece la infelicidad de sus padres, está hastiado de las expectativas ajenas sobre él y necesita desesperadamente cambiar algo de todo eso. Luís está encerrado en la lógica de un pueblo remoto, es descendiente de Ranqueles y eso lo hace sentir diferente, arrastra consigo la muerte y el abandono de su entorno familiar directo y su vida transcurre padeciendo la hostilidad de todo lo heredado. Así los protagonistas del relato son personas contextualmente distintas, pero comparten la adolescencia y eso los hará cómplices en esa primera charla que apenas dura unos minutos.
encuentro casual de dos adolescentes. Francisco es netamente atractivo y esa belleza le representa un peso agobiante, está extenuado por la vida de la ciudad, padece la infelicidad de sus padres, está hastiado de las expectativas ajenas sobre él y necesita desesperadamente cambiar algo de todo eso. Luís está encerrado en la lógica de un pueblo remoto, es descendiente de Ranqueles y eso lo hace sentir diferente, arrastra consigo la muerte y el abandono de su entorno familiar directo y su vida transcurre padeciendo la hostilidad de todo lo heredado. Así los protagonistas del relato son personas contextualmente distintas, pero comparten la adolescencia y eso los hará cómplices en esa primera charla que apenas dura unos minutos.
El segundo
encuentro entre ambos ya no será casual porque Francisco es quien va en busca
de Luís, escapando de su terreno conocido y sumergiéndose en el paisaje pampeano
para hallarlo. El tiempo que comparten es breve, apenas unos días, sin embargo
esa brevedad es relativa teniendo en cuenta la intensidad y el simbolismo que representará
la vivencia para ambos.
Ya
separados, los protagonistas atraviesan y refuerzan un proceso de cambio que será
la columna vertebral de esta obra y de donde emergen espacios, personajes y
situaciones que crean un relato integrado a su vez por otros relatos. Es aquí
donde la narrativa cobra una relevancia vital ya que en la novela conviven una
serie de géneros y subgéneros literarios que van desde la presencia epistolar y
la intertextualidad con nuevos medios como el chat, hasta diálogos propios del
guion cinematográfico que le otorgan una profunda humanidad a los personajes y
los retrata con crudeza.
Diego Fernán |
El resultado
es una novela de gran intensidad, una intensidad construida por la sucesión de imágenes
vívidas, la convergencia de situaciones de extrema violencia que rozan el
límite de la sensibilidad y la descripción de vínculos humanos tan fuertes y a
la vez tan crueles que la repulsión, la soledad y la desesperación sufrida por
sus personajes terminan por atravesar al lector.
Ese
resultado, sólido y significativo, es la representación de un gran trabajo
subyacente. Cuando se finaliza la lectura de la primera novela de Diego Fernán
inevitablemente se reconoce una larga labor a conciencia del autor, de
corrección constante, de refinamiento de las palabras, de relectura y atención
en el cuidado del lenguaje y, sobre todo, las sensaciones que el mismo denota.
Sobre el
título del libro, de acuerdo a las palabras del autor, responde a que según
estudios los adolescentes “se expresan con un léxico de solamente 700 palabras;
con lo cual es siempre inherente el tema de la incomunicación y la escasa
capacidad para comunicar lo que les pasa”. Claramente este es uno de los argumentos
centrales de la obra, sin embargo, la imaginación y las herramientas del
lenguaje que Fernán pone a disposición de esta novela terminan desbordando ese
eje temático.
Así se
sumerge en cuestiones más profundas como la transformación radical que puede
producir en las personas el encuentro con otra; la complejidad de las
relaciones humanas en una época donde la comunicación es más un concepto que un
ejercicio práctico; y el dolor, la soledad y la deformación como posible resultado
de la búsqueda personal.
“700
palabras” termina proponiendo un juego a partir de su título, ya que su
estructura y desarrollo constituye per se una crítica mordaz a ese léxico reducido
y todo lo que oculta. Por lo tanto surge la necesidad de que esta no sea la
única novela de Diego Fernán, sino que ahora nos debe las próximas, las que
seguramente llegarán para sacudirnos en mucho más que 700 palabras.
Vanina Del Valle González
Lic. En Comunicación Social y
Periodismo UNLP.
30/09/2014
1 comentario:
¡¡Parece muy interesante!! Sin duda la voy a leer.
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