Estaba sentado junto al "Pensador de Rodin" de plaza Congreso. Ambos nos preguntábamos si aún quedaba alguien que tenga algo que decir, cuando oigo que en voz baja me llaman detrás del enorme gomero que embellece el lugar: "Hey, Jack..., Jaaack...", "¡Benjamín!", exclamo. "No, no soy Franklin, soy David Banner, ¿no me recordás?, el médico, científico...", me contesta. "¡Daaavid!, ¿qué hacés en un billete de 100 dólares?, pregunto con el impulso que da la sorpresa. "Lo que pasa es que una sobredosis de psicosis colectiva de la clase media argentina alteró mi metabolismo y me convirtió en el ¡DÓLAR INCREÍBLE!; y desde entonces vivo escondido en cuevas y buscando la manera de controlar el espíritu furioso que vive dentro de los ahorristas de teflón", me dice con visible angustia. "Tranquilo, David, tranquiiilo...", le digo, pero me interrumpe: "no entendés Jack, en realidad no soy un dólar, soy un peso convertido en el ¡DÓLAR INCREÍBLE! Es la maldición de Cavallo", me revela y continúa: "y aunque quiero volver a mi estado natural, a circular tranquilo por la calle como cualquier hijo del peso, se que es imposible". "Tal vez tengas razón, David..., pero decime: ¿a cuantos estás cotizando hoy?", casi escapándoseme la pregunta. "Ahora ando por los $5,80..., eso creo...", contesta. "Te puedo ayudar en algo?", le re-pregunto porque aún continuaba escondido tras el tronco del gomero y asomando la cabeza. "Sí, ¿me prestarías alguna ropa o una túnica como la tuya?, la estirada a $6.50 me hizo mierda la pilcha y ando en pelotas...", "Por supuesto David, como en los viejos tiempos...", y le alcanzo la túnica que siempre llevo de repuesto en mi mochila. "Gracias hermano", contesta al tiempo que se oculta totalmente atrás del árbol para verstirse. "No es nada", digo y agrego: ¿y ahora que vas a hacer?". "Voy a seguir cumpliendo mi condena, pero no la van a sacar barata, ehhh..., ya vas a ver cuando me ponga bien verde y a 8 o 9 pesos..., ahí los quiero ver..." Finalmente nos saludó (el Pensador de Rodin no le dió bola..., hay que decirlo) y desapareció en una corrida cual Lou Ferrigno en túnica verde...
La realidad supera la ficción.
Jack Tex Tousseau,
filósofo extemporáneo.
2 comentarios:
¿cómo se hace para robalo??? Digo, compartirlo...
está buenísimo, me lo llevo.
Mi extemporáneo amigo no es verde ni anacrónico. Disfutad sus palabras
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