domingo, 7 de septiembre de 2014

RECOLECCIÓN DE PRINCIPIOS: "MÁS DEBATE Y MENOS MIEDO", por Carina Kosel

Los partidos políticos son la base de nuestro sistema democrático. Pero, ¿funcionan?, ¿los ciudadanos confían en ellos?, ¿qué pasa si son administrados como una empresa?, ¿si los debates no se dan en los partidos políticos, dónde se dan?, ¿es posible la participación política si no funcionan los partidos políticos? Carina Kosel reflexiona y nos aproxima a las deformaciones y sustituciones de esta herramienta esencial de la participación democrática. Pasen y lean: 
Es habitual que en algunas agrupaciones políticas o partidos se confunda al partido con una empresa. Así, las cúpulas del partido se comportan como gerentes, subgerentes, directores que toman decisiones a puertas cerradas y son “bajadas” a los funcionarios y militantes que, como buenos empleados, ejecutan las órdenes emanadas de “arriba”. A veces lo hacen por cuidar el sueldo (aquellos que “viven” de la política). Otros, quizás, porque simplemente disfrutan de la protección, los beneficios y la ausencia de riesgo de guarecerse a la sombra de un árbol coposo. Y poderoso.
En otros casos, en vez de confundir a la agrupación con una empresa
se la confunde con un pequeño ejército. Entonces las cúpulas se comportan como comandantes y los militantes como reclutas que cumplen órdenes y ejecutan contraórdenes sin lugar a la discusión.
Qué tendrá esto de democrático, me pregunto. Y pienso en aquella democracia pluralista que pregonaba Raúl Alfonsin en mi lejana adolescencia, que acepta “un sistema que deja cierto espacio a cada uno de los factores y hace posible así la renovación de los partidos y la transformación progresiva de la sociedad”, la democracia “que todos los argentinos queremos, dinámica, plena de participación y movilización popular.” Paradójicamente, avanza la democracia en nuestra sociedad y hacia adentro de los partidos y agrupaciones siguen existiendo los dinosaurios para los cuales los candidatos a puestos electivos se nombran a dedo y los dirigentes deben nombrarse de manera arbitraria por aquellos que detentan mayor poder dentro del partido mediante procedimientos en los que participan solo algunos sectores. Como en una empresa. Como en un ejército.
Cualquier mínima intención de ampliar los canales de participación, incluir, integrar, pensar entre todos, debatir produce escozor en los dirigentes (¡y ni qué decir en el séquito de empleados o reclutas, siempre más papistas que el Papa!). Y así se pierde de vista que cuanta más diversidad de enfoques y más ideas se compartan, más eficaces serán los diagnósticos sobre la realidad y las propuestas para mejorarla.
Bienvenidas sean, entonces, las convenciones, las asambleas, los plenarios, las PASO (elecciones primarias), el debate, que son los mecanismos propiamente democráticos y democratizadores, que nos llevan a mejorar la calidad de nuestra vida pública y de nuestra ciudadanía. Recuperemos la libertad y la democracia, sin miedos, hacia adentro de los espacios políticos. Abramos las cabezas y los caminos de participación, ampliemos los ámbitos de debate y compartamos con total libertad nuestras ideas. Por el bien de todos y la madurez de nuestra democracia.

Carina Kosel
Docente y Lic. en Letras (UBA)

Bibliografía:
AAVV, La democracia en los partidos políticos, Temas Candentes, N°170, Madrid, enero 2009.
Hernández Valle, Rubén, “La democracia interna en los partidos políticos”, en Memorias del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, México, 2002.
Alfonsin, Raúl Ricardo, Mensaje presidencial del Dr. Raúl Alfonsín a la Honorable Asamblea Legislativa, Imprenta del Congreso de la Nación, Buenos Aires, 1983.

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