lunes, 1 de octubre de 2012

LA OBRA DE TEATRO PARA EL FIN DE SEMANA: "Filosofía de Vida", por Federico Gascón


Bebán, Lapacó y Alcón, con acento filosófico.
Filosofía de Vida

Teatro Metropolitan 2. - Avenida Corrientes 1343

La obra Filosofía de Vida es palabra pura. Tres actores enormes - Alfredo Alcón, Claudia Lapacó, y Rodolfo Beban – se trenzan en un esgrima verbal de dos horas, desgranando definiciones sobre el lugar que ocupan el conocimiento, la vida académica, los vínculos y, por sobre todas las cosas, el amor. Acompañados por los jóvenes actores Alexia Moyano y Marco Antonio Caponi, la obra funciona con la perfección de un mecanismo de relojería.
El texto de Juan Villoro, llevado a las tablas por Javier Daulte, explora el mundo público y privado de dos profesores de filosofía quienes se reencuentran, reavivando viejas rencillas, teñidas de envidia y celos personales y profesionales. Este encuentro es la excusa perfecta para regalarnos un debate de cuestiones existenciales que combina citas de celebres filósofos con desopilantes gags. En Filosofía de Vida no hay solemnidad ni aburrimiento: hay reflexión y carcajadas.
La obra es comparable a la experiencia de ver una de las viejas y (buenas) películas de Woody Allen, con un Alcón neurótico, fóbico y ácido y una Lapacó deliciosa y llena de matices, devolviendo cada uno de sus dardos con un timing perfecto. Hasta la música elegida para acompañar y dividir las escenas - delicadas piezas de jazz-  parece extraída de los filmes de Allen.
En Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes define al ser amado “como “átopos", es decir como inclasificable, de una originalidad imprevisible. Es átopos el otro que amo y que me fascina. No puedo clasificarlo puesto que es precisamente el Único, la Imagen singular que ha venido milagrosamente a responder a la especificidad de mi deseo. Es la figura de mi verdad.” Es esta búsqueda de la clasificación, de la comprensión del lugar que el ser amado ocupa en nuestras existencias la que subyace en los diálogos de Villoro.
Me permito sugerirle un juego al espectador: en cualquier momento durante la obra, cierre los ojos y déjese llevar, sin mayores distracciones, por la fuerza de esas voces y la contundencia de esas palabras. Verdadera música clásica para el alma.

Federico Gascón

No hay comentarios: