viernes, 4 de septiembre de 2015

DE UNA PUNTA A OTRA DE LA HISTORIA: "Frantz, Aylan, Karim y el monstruo grande europeo", por NELSON PASCUTTO


...donde el ángel cierra sus alas y llora
donde el hombre baja sus brazos...
Luis Alberto Spinetta



En este mismo mes de septiembre pero de 1961 Jean-Paul Sartre, en su prólogo al libro Los Condenados de la Tierra de Frantz Fanon, les pedía a los europeos que “Tengan el valor de leerlo: porque les hará avergonzarse”. Cincuenta y cuatro años después, quizá les hubiera pedido lo mismo al ver la foto de Aylan Kurdu, el niño sirio que apareció muerto en una playa de Turquía y que, junto a sus padres, pretendían llegar a Grecia para escapar del horror de la miseria y la guerra.
Y les pediría lo mismo para que sepan que Fanon ya había dicho que “Europa se precipita a la perdición”, y que él mismo ya les había recomendado que era útil para su lectura porque “Nuestras víctimas nos conocen por sus heridas y por sus cadenas”, y porque “basta que nos muestren lo que hemos hecho de ellas para que conozcamos lo que hemos hecho de nosotros mismos”, pide  Sartre que lean a Fanon y resalta “Sí, porque Europa está en gran peligro de muerte”.
Porque Fanon dice cosas como estas: “En esas regiones […] las masas luchan contra las mismas miseria, se debaten con los mismos gestos y dibujan con sus estómagos reducidos lo que ha podido llamarse la geografía del hambre. Mundo subdesarrollado, mundo de miseria e inhumano. Pero también mundo sin médicos, sin ingenieros, sin funcionarios. Frente a ese mundo, las naciones europeas se regodean en la opulencia más ostentosa. Esta opulencia europea es literalmente escandalosa porque ha sido construida con las espaldas de los esclavos, se ha alimentado de la sangre de los esclavos, viene directamente del suelo y del subsuelo de este mundo subdesarrollado. El bienestar y el progreso de Europa han sido construidos con el sudor y los cadáveres de los negros, de los árabes, los indios y los amarillos”.
Frantz Fanon (1925-1961)
Porque Fanon les dice a sus pares que viven en sus países colonizados, invadidos, subdesarrollados, que Europa “se ha comportado en el mundo subdesarrollado como verdaderos criminales de guerra. Las deportaciones, las matanzas, el trabajo forzado, la esclavitud han sido los principales medios utilizados para aumentar sus reservas en oro y en diamantes, sus riquezas y para establecer su poder. […] Europa se ha inflado de manera desmesurada con el oro y las materias primas de los países coloniales […] Europa es, literalmente, la creación del Tercer Mundo. Las riquezas que la ahogan son las que han sido robadas a los pueblos subdesarrollados”.
Más que a leer el libro, Sartre invitaba a los europeos a que sepan que los colonizados, que Fanon, ya no escribía para ellos, escribía para los suyos. Que las conciencias colonizadas ahora eran el nuevo sujeto de la historia y que los europeos habían devenido en objetos. En objetos de otras pasiones que tenían que ver con la dignidad del hombre y no con la explotación y desprecio del hombre en tanto otro que hay que someter para enriquecerse y para luego eliminar. Sartre les decía a los europeos: ojo que “el terror ha salido de África para instalarse en Europa”. Y Fanon escribía, afirmaba, para y con  sus compañeros que al saqueo europeo “hemos decidido no olvidarlo”, que “la riqueza de los países imperialistas es también nuestra riqueza” y que “no aceptaremos que la ayuda a los países subdesarrollados sea un programa de `Hermanas de Caridad`. Esa ayuda debe ser la consagración de una doble toma de conciencia, toma de conciencia para los colonizados de que las potencias capitalistas se la deben y, para éstas, de que efectivamente tienen que pagar”.
La lectura de Los Condenandos de la Tierra en el Tercer Mundo creó, motivó y lanzó en esos años muchos movimientos de liberación nacional, que transformaron definitivamente la conciencia nacional de los hombres y mujeres de los países subdesarrollados, y también generó el caldo de cultivo de los movimientos nacionales, populares y democráticos que en estos años florecieron, como en toda América Latina. Pero la no lectura de Fanon en Europa, en los países imperialistas, no soportó ni quiso admitir semejante insolencia. Decidió no ver y continuar ciegamente con sus saqueos e invasiones. En América Latina lanzaron al saqueo financiero con sus legiones de fondos buitres. En África y Medio Oriente son hoy el teatro de operaciones militares. Allí se bombardeó y asesino a miles, tal vez sean ya millones, de niños, jóvenes y ancianos en Irak, Libia y Afganistán. Y ocuparon sus territorios. Y desde allí formaron, adiestraron y financiaron el nuevo terrorismo que ayuda a dividir para volver a someter y expoliar las riquezas de esos suelos.
Kinan Masalemehi, 13 años.
Kinan Masalemehi, otro niño sirio refugiado de 13 años que pretendía también escapar del horror creado en su país, fue interceptado por las fuerzas europeas para devolverlo a su lugar de origen, para no dejarlo entrar. Un periodista le puso un micrófono y le preguntó: “cuál es tu mensaje”. Él respondió en perfecto inglés: “Por favor, ayuden a los sirios. Los sirios necesitan ayuda ahora. Simplemente paren la guerra y no querremos ir a Europa. Paren la guerra en Siria". Kinan sabe que la guerra fue creada por los europeos y sus potencias aliadas, saben que tienen el poder de parar la guerra. También sabe que esa guerra busca colonizar y saquear su país, por eso aclara y pide (en el idioma del opresor para que quede más claro) que si paran la guerra y paran el saqueo él no querrá ir a Europa. Pero ahora necesita irse, mientras la guerra creada siga Kinan necesita irse a Europa, a refugiarse al lugar donde están sus cosas robadas, al lugar donde sabe que le deben pagar los daños ocasionados a él, a su familia, a su pueblo, a su país. Kinan lo sabe y no necesita leer a Fanon porque es sujeto de su propia historia. Tampoco necesita ver la foto de Aylan para entender, porque sabe qué pasa y lo que le corresponde. En eso Kinan es superior a sus deudores. Y sus deudores, los europeos, en su ciego desprecio y egoísmo siguen sin mirar porque, como ya les dijo Sartre en la cara: siguen encadenados, humillados y enfermos de miedo.
Europeos: si no leyeron el libro de Fanon, vean ahora la foto Aylan y oigan el mensaje de Kinan. Tal vez comprendan, como esperaba Sartre, que ya es momento de unirse a los que estamos haciendo la historia del hombre.

Nelson Pascutto
Septiembre de 2015.

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